Gastón Monge
(Reportaje)
Nuevo Laredo, Tamaulipas.- La intensa relación que existe entre las ciudades de Laredo, en Texas, y Nuevo Laredo, en Tamaulipas, es un factor de identidad que las ha unido por más de un siglo, pero a partir de este año sus relaciones son más estrechas y van más allá de lo cultural y lo comercial; ahora se identifican por una profunda crisis económica que trasciende la frontera común y amenaza con devastar su estructura económica con el cierre de cientos de negocios y empresas.
La causa: El COVID-19, un enemigo invisible que no conoce fronteras y que a partir de enero de este año ha creado nuevas relaciones, nuevas identidades y nuevos retos para estas dos ciudades que no estaban preparadas para afrontar una crisis de este tipo.
Con un presupuesto anual cercano a los 600 millones de dólares, algo así como 12 mil millones de pesos mexicanos, la ciudad de Laredo pretende reactivar su economía con la reapertura parcial de algunos de sus negocios, pero de acuerdo a Miguel Conchas, presidente de la Chamber of Commerce de esta ciudad, que aglutina a más de mil comercios de todo tipo y tamaño, los clientes no llegan por temor a un contagio.
Nuevo Laredo también resiente los efectos de esta pandemia con el cierre del 90 por ciento de sus mil 300 negocios afiliados a la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco), lo que mantiene a este sector al borde del colapso si la ayuda de los gobiernos federal y del estatal no llega pronto y suficiente.
Según Alejandro Urbiola, presidente del organismo, a la federación no le interesa ayudar a los empresarios, y considera una burla el apoyo de 25 mil pesos que ofrece el gobierno de Andrés Manuel López Obrador a este sector, poco más de mil dólares, para subsanar gastos que pueden rebasar fácilmente los 150 mil pesos mensuales en gastos de operación de un negocio mediano.
Uno de los sectores más afectados es el restaurantero, que mantiene cerrados parcialmente más de 50 negocios de los 60 afiliados a la Canirac, aunque de acuerdo a Viviano Vázquez, presidente del organismo, en poco tiempo algunos de esos negocios ya no abrirán sus puertas por estar ‘quebrados’, manifiesta.
A ello se suma también el cierre de maquiladoras, el despido de empleados y el pago condicionado de salarios en esas empresas para evitar más ceses.
El gobierno de Enrique Rivas, alcalde de esta ciudad, hace lo necesario para que los poco más de tres mil 600 millones de pesos anuales que recibe como presupuesto, alcancen para subsanar las necesidades de una ciudad que frenó drásticamente su crecimiento y su desarrollo ante el arribo de una pandemia que le obliga a usar parte de ese recurso para evitar la expansión de la enfermedad, y con ello, el colapso de la economía local.
Recortes económicos
El presidente del organismo comercial en Laredo, no es muy optimista: “Con la Semana Santa se perdió mucho en el comercio de la ciudad porque no vinieron turistas de México, y a ello se suma la pandemia que mantiene al comercio prácticamente cerrado y con solo un 25 por ciento de atención en la capacidad de cada negocio”.
Dice que hasta el momento el impacto del COVID-19 en la actividad comercial ya es del 40 por ciento en ventas, y ello se debe a que en esta ciudad más de la mitad del comercio depende de los compradores mexicanos, lo que necesariamente se verá reflejado en los ingresos anuales, que en el 2019 fue cercano a los tres mil 600 millones de dólares, cifra superior a la de un año antes.
Prevé Conchas que pueda haber recortes en el presupuesto del Condado de Web, lo que puede ser de hasta 11 millones de dólares, mientras que la ciudad de Laredo podría tener un recorte de casi 16 millones, lo que impactaría severamente algunos programas de asistencia social.
La ciudad de Laredo cuenta con reservas de dinero, pero para no hacer uso de ellas el gobierno local ha restringido a sus funcionarios viajes y compras innecesarios, además de un importante recorte en el gasto corriente.
“Aún no hay recorte de personal, pero creo que se hará uso de las reservas financieras para evitar el cierre de negocios, pero si esto dura más tiempo no sé lo que vaya a suceder”, señala Conchas.
Factor adicional que se suma a la crisis económica en esta ciudad texana es el alto costo de su moneda con relación al peso mexicano, lo que inhibe aún más al turista y al comprador cuyo ingreso a esa ciudad no sea esencial.
Durante décadas miles de compradores mexicanos provenientes de la ciudad de México, Saltillo, Monterrey y Nuevo Laredo, principalmente, abarrotaban cada fin de semana los comercios laredenses, motivados por una paridad cambiaria estable; pero ahora las cosas cambiaron con la presencia de la pandemia y un dólar caro.
Menciona Conchas que el proceso de recuperación de la economía local será lento y tedioso, y que no se verá el próximo verano, justo cuando en julio los presidentes de Estados Unidos y de México se reúnan para firmar un episodio más del nuevo tratado comercial conocido ahora como T-MEC, lo que podría ayudar a ambas ciudades que viven de las aduanas y de la logística.
“El impacto (positivo) más grande que puede existir para reactivar el comercio, es que los puentes internacionales reabran de manera normal y que el peso se mantenga a un nivel aceptable para los compradores”, señala.
Con las manos atadas
La actual situación de crisis económica en el sector comercial de Laredo, Conchas la describe así: “Estamos con las manos atadas porque hay menos dinero circulando en la ciudad, y la recuperación será muy lenta, porque el Condado de Web pronostica una baja en su presupuesto de 11 millones de dólares, mientras que la ciudad tendrá 16 millones menos”.
Bajo esta óptica, dice que algunos comerciantes no podrán resistir más tiempo bajo las actuales condiciones de ventas, y que los pequeños comercios serán los que se irán a la quiebra con el cierre de sus locales, tal y como se puede observar ya en el centro de la ciudad, con un panorama desolador, sin gente y negocios vacíos o cerrados.
Así, las diferencias económicas y culturales que antes existían entre ambas ciudades fronterizas, fueron diluidas por el COVID-19, y con la pandemia su identidad se hizo más fuerte en una lucha común frente a un enemigo común, aunque los comerciantes afectados manifiesten una clara inconformidad ante medidas gubernamentales drásticas pero necesarias.
El ‘Rally of Freedom’ o Rally de la libertad realizado el 13 de mayo, organizado por comerciantes de Laredo, Texas, afectados con el cierre y las restricciones impuestas por el gobernador Greg Abott, y las inconformidades del comercio organizado de Nuevo Laredo ante las medidas decretadas por el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, son una clara muestra de lo que se vive en ambos lados de la frontera.
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