Gastón Monge
Nuevo Laredo, Tamaulipas.- Luego de una larga sequía que dejó los campos de la región de Nuevo Laredo y Guerrero no aptos para alimentar el ganado, las recientes lluvias han devuelto la esperanza a los productores, al ver casi llenas las presas y los agostaderos, mientras que esperan que brote el zacate que sirve de alimento al ganado.
El representante del Distrito de Riego, José Manuel Silva Anguiano, comentó que el beneficio es mucho, ya que ha llovido mucho en ambos municipios, así como en las áreas de riego y de agostadero.
“Los pastos comienzan a crecer y los agostaderos se rehabilitan con esta lluvia, y las presas internas ya están en buenos niveles, y la gente solo espera que se den las condiciones para que brote el zacate, y eso será en unos 21 días, cuando haya algo de alimento para el ganado”, mencionó el productor.
En lo que se refiere a las tierras de siembra, comentó que el ciclo agrícola iniciará el uno de octubre para terminar el 30 de septiembre del próximo año, por lo que la Comisión Nacional del Agua solicitó el Plan de Riego para el ciclo 2018/2019, toda vez que solicitaron a la dependencia 8.5 millones de metros cúbicos de agua del río Bravo para dicha temporada de siembra en los dos municipios.
El año pasado la cantidad de agua autorizada fue de 7 millones de metros cúbicos, y el incremento en la cuota se debe a que se aumentó la superficie de siembra, ya que el año pasado eran mil 300 las hectáreas por sembrar, y en este año es de mil 500.
“Se incrementó más la superficie de riego con un sistema de automatizado y de mucho ahorro de agua, y consideramos que la cantidad de agua autorizada es suficiente para las tierras por sembrar”, expresó.
Las lluvias fueron un importante aliciente para los productores, ya que de no haber llovido hasta el inicio del ciclo de siembra, de las mil 500 hectáreas por, el agua disponible solo habría alcanzado para 750 hectáreas.