–Dirigente pide ayuda urgente–
Gastón Monge
Nuevo Laredo, Tamaulipas.- Desde que se fundó en 1982 como Unión de Pensionados y Jubilados por el Imss, esta agrupación que en sus mejores tiempos contaba con cerca de 50 asociados y mucho apoyo de diversos organismos sociales, hoy no es ni la sombra de lo que fue, al contar con unos cuantos miembros, nula ayuda y un abandono total de sus instalaciones.
Se ubica en la esquina de las calles Bolívar y Jesús Carranza, justo al costado sur del también desolado y casi abandonado Partido Revolucionario Institucional. El descuido se nota, y así lo da a saber el presidente de esta agrupación Jorge Rolando Salas Laurel, quien clama por ayuda gubernamental, porque el Imss ya los abandonó hace tiempo.
“Queremos ayuda y que nos apoyen porque estamos solos”, es el clamor de Rolando, quien se queja de la falta de apoyo a una agrupación que antes era socorrida por grupos y personas altruistas que les donaban sillas de ruedas, muletas, andaderas, camas de hospital e incluso viajaban a ciudades como Monterrey, Reynosa, Oaxtepec y la ciudad de México a convenciones y reuniones de pensionados y jubilados.
“Desgraciadamente el tiempo se nos vino encima y ya somos solo unos cuantos, porque la mayoría ya falleció”, explica este ferrocarrilero jubilado quien dice ser vallejista por haber apoyado el movimiento obrero generado por el líder ferrocarrilero Demetrio Vallejo preso en 1959, de quien aún guarda recuerdos en algunas fotografías que penden en los despintadas muros de lo que fue una oficina y que ahora sirve para guardar amontonados recuerdos de muchos pensionados.
Poco a poco Rolando lleva a un recorrido por las instalaciones de esta agrupación cuyo interior asemeja un laberinto por la gran cantidad de cosas y objetos casi inservibles pero que en algún tiempo fueron de mucha utilidad para ellos y para quienes los necesitaban.
El abandono
En cada espacio y en cada rincón se aprecian montones de cosas nada útiles y ya jubiladas por el tiempo, al igual que sus propietarios pensionados; cajas de cartón llena de nada, bolsas de plástico con quien sabe que cosas hay en su interior, sillas a punto de romperse, montones de basura y herramientas que alguna vez fueron útiles en las labores del garrotero y del maquinista.
El calor adentro es casi insoportable porque el salón no cuenta con aires acondicionados, y sus abanicos ya están inservibles por la falta de mantenimiento y de su repuesto, y en unas mesas desvencijadas hay varias bolsas de alimento donado que será donado a quien sabe quiénes porque el resto de pensionados del Imss ni se aparece por este lugar.
Cuando fue fundada esta Unión de Pensionados sus presidentes y sus agremiados eran luchadores sociales que buscaban el beneficio de sus socios; presionaban al instituto para mejorar sus condiciones de vida con el envío de enfermeras y médicos que estaban al pendiente de su salud, además de luchar por el mejoramiento de sus raquíticas pensiones, e incluso en ocasiones participaban en marchas y desfiles.
“Francamente nuestra mesa directiva ya no existe porque yo estoy solo y soy el último”, explica al recordar los tiempos en que el salón que hoy ocupan era rentado para fiestas y eventos sociales, lo que generaba ingresos para esta organización.
Los martes de cada semana a partir de la una de la tarde Rolando abre las puertas de La Unión de Pensionados y Jubilados, pero nadie acude a las juntas por lo que no se realizan, y recuerda que en 1982 se juntaban muchos jubilados, los que rentaban el salón por ser de los pocos que había en esa época.
“Pero ahora nadie nos apoya y cuando enfermamos nos vamos al Seguro donde nos tratan muy mal, por lo que nuestra Unión sobrevive de milagro u necesitamos con urgencia que nos ayuden”, explica.
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