–Era reportera, pero la pobreza, la violencia y la delincuencia la hicieron huir–
Gastón Monge
Nuevo Laredo, Tamaulipas.-Expulsados por problemas económicos, políticos y sociales surgidos en sus países de origen, cerca de 30 inmigrantes de Venezuela, Ecuador, Brasil, Cuba y de países tan lejanos como la República Democrática del Congo (RDC), se encuentran desde hace días varados en las inmediaciones del puente internacional uno, en espera de que el gobierno de Estados Unidos les conceda una visa humanitaria por considerarse perseguidos políticos.
Hombres jóvenes y mujeres solas con niños pequeños que se encuentran sentados en los pasillos de ese puente, hacen una larga fila humana en espera de la tan ansiada ayuda, pero en su lugar las autoridades de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de Estados Unidos enviaron un grupo de cinco agentes para vigilar e impedir que estos inmigrantes crucen la frontera.
Dos meses de travesía
Aída salió de la RDC hace dos meses al lado de otras 14 personas, 9 de ellas mujeres, algunas con niños, debido a la extrema pobreza que tiene hundido a su país en una terrible crisis política que ha obligado a miles a huir hacia otros lugares.
Las guerras internas lo tienen como el más pobre del mundo, de acuerdo al último informe de la ONU, por lo que los asesinatos y las extorsiones ocurren todos los días, y donde las mujeres son las más violentadas.
Aunque el francés es prácticamente el idioma oficial, Aída habla bien el español, y en ese idioma se hace entender con este reportero, a quien le dice que trabajaba como periodista de una revista local, pero que la poca paga y el incremento de la pobreza y de la violencia, la obligaron a salir del país junto con su pequeña hija Larshez, de seis años.
“La situación es muy difícil porque no hay trabajo, y el gobierno no permite que la gente se manifieste. Muchas cosas pasan y tenía miedo de que nos fueran a matar”, explica con recelo y el temor reflejado en su rostro, mientras su hija, ajena a las palabras de su madre, jugueteaba en la dura banqueta de concreto.
Su travesía hasta esta frontera la hizo en barco en la única salida al Atlántico con que cuenta el país, en la Provincia Central, en donde se embarcó con 14 personas en un largo viaje de más de un mes.
Sin contratiempos llegaron hasta Ecuador, pasando hambre, frío y mucho miedo durante otro largo mes, hasta que el grupo llegó a Colombia, en donde dijo que delincuentes les robaron a todos sus pertenencias y dinero.
Lo peor fue que a las 9 mujeres las violaron y amenazaron de muerte si denunciaban, pero ella se salvó de ser abusada porque antes de ocurrir esta tragedia, Aída no estaba presente, razón por la que emprendió de nuevo el viaje hasta México en diversos vehículos.
Un día de espera
Llegó a Nuevo Laredo el miércoles 26 de septiembre con su hija y otra mujer de nombre Silvia, quien le acompañó, y entre ambas esperan que se les conceda la tan ansiado visa humanitaria, ya que no tiene familia en Estados Unidos.
En su travesía desde Ecuador hasta México, ambas fueron víctimas de asaltos, robos y vejaciones de parte de autoridades y delincuentes, pero dijo que por fortuna no fueron violadas como el resto de sus acompañantes.
“Éramos nueve mujeres y a las demás las violaron, y me salvé porque fui a buscar agua parta mi hija, y cuando regresé las vi a todas llorando y tiradas en el suelo”, narró.
Sin embargo, en Costa Rica y Panamá recibieron mucho apoyo de la gente y de algunas autoridades, en donde parte del grupo se quedó a trabajar para juntar dinero y emprender su viacrucis.
En Panamá tuvo la oportunidad de trabajar cuidando niños, pero confesó que tiene estudios universitarios que le permitieron trabajar en su país como journalista (reportera) en una revista, pero que ese oficio es muy difícil ejercerlo, por lo que su idea es ingresar a Estados Unidos e iniciar una nueva vida.
Desde Venezuela
Daniela Rendón y Zuliana son de Venezuela y llegaron a esta ciudad hace unos días procedente de la ciudad de México en avión, y salió de su país debido a la crisis política que se vive y que lo ha sumido en la pobreza extrema.
“¿Qué le puedo decir si ya todo el mundo lo sabe? Son problemas económicos, políticos y sociales los que hay en mi país, además de que hay mucha inseguridad, extorsiones y delincuencia, por lo que espera que el Consulado de Estados Unidos en esta ciudad le otorgue la visa, ya que cuenta con pasaporte vigente, pero no las están otorgando.
Entre las filas de personas que cruzan hacia Laredo, este grupo de extranjeros espera paciente que se les conceda una visa humanitaria para terminar con su peregrinar e iniciar una nueva vida en un país que les pueda dar la oportunidad comenzar de nueva cuenta.
Este año casi 8 mil personas han sido atendidas en la Casa del Migrante de esta ciudad, de los que mil 200 son extranjeros provenientes en su mayoría de Honduras y de algunos países de África, que ya ocupan el segundo sitio en atenciones en dicho albergue.