Gastón Monge
Nuevo Laredo, Tamaulipas.- Agobiando por la pobreza y la falta de oportunidades, debido a los elevados índices delincuenciales y de marginación que asolan Honduras desde hace varios años, Josué Núñez Riaños, originario de la zona costeña de La Ceiba, decidió abandonar el país para buscar en Estados Unidos lo que en este momento no existe en su lugar de origen; seguridad y empleo.
Llegó la semana pasada a Nuevo Laredo y está decidido a cruzar las heladas aguas del río Bravo, a pesar de los peligros que encierra y de las amenazas de Estados Unidos de no dejar cruzar de manera indocumentada, a los miles de hondureños que se dirigen a la frontera,.
Pero la amenaza mayor son las bandas de delincuentes que controlar el cruce de indocumentados por el río, desde el momento en que llegan a esta ciudad.
“El día que llegamos aparecieron unos tipos con armas en una camionera, y nos querían secuestrar, por lo que salimos corriendo y nos metimos a una tienda, en donde una persona nos ayudó y nos sacó del lugar, hasta que nos dejó ya en la ciudad”, narra aún con temor ese peligroso momento que vivió al llegar a esta ciudad.
Al lado de cuatro ceibeños Josué salió de su país hace dos meses sin contratiempos, pero el ingresar a México, fueron detenidos por agentes de migración mexicana en Palenque, Chiapas, por no contar con documentos que ampararan su tránsito legal por el país.
“Entramos por Palenque, y ya en Oaxaca nos unimos a la caravana que había salido de Honduras, y caminé un tiempo con ellos, pero vienen demasiado despacio, por lo que me trepé al tren para viajan más rápido”, explica con el tono que identifica fácilmente a los centroamericanos.
Dice que en el tiempo que caminó con la carava vio muchas cosas que le hicieron desistir de continuar en ella, ya que vio desfallecer a muchas personas, sobre todo mujeres y niños, enfermos y llagados de los pies, algunos muy lastimados.
Una de las peores cosas que vio fue el estar en el momento en que personal oficial roció con pesticida” las personas que descansaban del largo peregrinar.
“Me tocó ver como una caravana de fumigación roció a las personas de manera lastimosa. Somos de otro país, pero se quiera o no, todos somos hijos de Dios, y eso fue muy humillante porque nos rociaron como si fuéramos insectos o una plaga, y hubo muchos que se intoxicaron”, explica aún con rabia al recordar ese lastimoso episodio de su viaje por Tierra Blanca, Veracruz.
“No somos pandilleros’
Eran cerca de 5 mil las personas con las que caminó ese tramo con la caravana, y a todas las vio decididas a seguir hasta el final, porque dice que el hambre, la necesidad y el miedo a morir asesinados, es tan fuerte, que les obligará a llegar hasta la frontera con Estados Unidos.
“No tenemos otra opción más que llegar a Estados Unidos. Y yo creo que a pesar de que somos hondureños y venimos de otro país, tenemos que aguantar todo, pero la gente que dice que somos pandilleros y que matamos gente, no es cierto, porque esa gente no viene con la caravana, ya que los identifican y los entregan a la policía”, explica.
Y es que Josué abandono su país al ver con desesperación que su familia no tiene nada para comer, “y me da no sé qué, al ver a mi madre y a mis cinco hermanos que no tienen para comer,. Estudiaron pero no pueden trabajar porque no hay trabajo y el gobierno lo controla todo”; explica.
Pero no solo el gobierno es el obstáculo, ya que las pandillas de la Mara Salvatrucha acosan a todos para integrarlos en sus filas y hacer los niños y los jóvenes, delincuentes y asesinos, y señala que en México también abundan los Maras.
Por tener que trabajar desde niño como albañil, Josué no tuvo oportunidad de estudiar, pero aprendió varios oficios, los que quiere aplicar en caso de ingresar a Estados Unidos, concretamente en Orlando, en Florida, o en Nueva York, en donde tiene familiares.
Josué es joven y con el color de la piel de los costeños, tiene 26 años, es alto y se ve fuerte, pero en su mirada se nota la tristeza y la impotencia de ver su futuro casi destrozado por la falta de oportunidades que nunca encontró en Honduras, y que ahora busca en tierras extrañas, aunque reconoce que tiene miedo de morir antes de llegar a su destino.
Un secuestro frustrado
Para este joven su meta es llegar a Estados Unidos, cueste lo que cueste, porque tiene la esperanza de tener un mejor nivel de vida para poder ayudar a su familia, y por eso caminó durante varios días al lado de la caravana, la que abandonó en Tierra Blanca para continuar solo y otros tres hondureños.
Estivo en varias Casas del Migrante durante su trayecto sin contratiempos, hasta que llegó a Nuevo Laredo, en donde estuvo a punto de ser secuestrado por delincuentes armados, y dice que son injustos los comentarios racistas y de xenofobia que en su contra se han vertido en contra de la caravana, “y solo queremos que nos den la oportunidad de demostrar que no somos lo que piensan, queremos llegar a Estados Unidos solo para trabajar y poder vivir mejor”, señala.
Pero llegar a su destino lo intentará, así le cuesta la vida, menciona con determinación, “porque si no tuviéramos necesidad de hacerlo, no estaríamos haciendo esto, a pesar del racismo en nuestra contra, ya que tenemos que aguantar de todo, pedradas, golpes, insultos y humillaciones, pero también nos ha apoyado muchos mexicanos buenos”, indica.
Josué llegó hasta la Estación Sánchez, donde el tren en que viajaba paró, y de allí se perdió, y justo en ese momento fue cuando delincuentes armados los querías secuestrar, y para su fortuna, un buen hombre lo sacó del problema al dejarlos en la ciudad.
Una mujer les dijo que personas como él, o trabajan para la mafia o los matan, por lo que llamó con un teléfono e hizo una llamada, y en unos minutos llegaron camionetas con hombres armados que pretendían llevárselos.
Al llegar al centro, preguntó por la Casa del Migrantes hasta donde llegó y en donde se encuentra desde hace una semana, en espera del momento para cruzar el peligros río Bravo, aunque le cueste la vida, porque decidido está para cruzar a Estados Unidos.
“Sí tengo temor, pero veré que sucede porque vengo decidido a todo, pase lo que pase para buscar una mejor vida”, sostiene.