Gastón Monge
Nuevo Laredo, Tamaulipas.- Los obispos de la frontera norte de México y de Texas, manifiestan su inconformidad contra la política que establece el gobierno de Estados Unidos ante los migrantes extranjeros que esperan en México su turno para presentarse ante un juez estadounidense, quien determinará si son o no aceptados en ese país.
De acuerdo al obispo de Nuevo Laredo, Enrique Martínez Sánchez, fue durante una reunión celebrada el 4 de marzo entre 14 obispos del norte de México y de Texas, entre ellos 5 obispos mexicanos de las diócesis de ciudad Juárez, Matamoros, Nuevo Laredo, Piedras Negras y Saltillo, que de común acuerdo fue elaborado un comunicado firmado por ellos para manifestar su desacuerdo ante esta política de Estados Unidos, de regresar a México a los extranjeros a esperar su cita ante un juez en el vecino país.
“Movidos por situaciones de extrema violencia y pobreza, muchos inmigrantes llegan a nuestra frontera en grandes caravanas o pequeños grupos. Exhortamos a todas las personas a descubrir en estos hermanos que sufren, a Cristo necesitado, y a brindarles el apoyo que requieran, sin asumir que ellos son criminales, como en ocasiones son percibidos”, señala el documento en uno de sus párrafos.
Aclara que la realidad de los migrantes es otra, puesto que muchos son víctimas de criminales en sus propios países, y también en el transcurso de su caminar por México y hacia la frontera norte.
“Como obispos de la frontera de Texas con México, reiteramos nuestro compromiso de seguir brindando toda la ayuda que nuestros hermanos migrantes necesitan, uniéndonos las distintas diócesis con varios organismos religiosos y civiles que trabajan en pro del inmigrante”, expresan los obispos en el comunicado elaborado por ellos.
Ante esta realidad, los obispos apelan a los gobiernos en nombre de Jesucristo, para que no adopten políticas que tengan el efecto de aumentar el sufrimiento de los más vulnerables.
Las razones de la inconformidad de los obispos porque los migrantes no sean reenviados a México, se basa en dos puntos específicos; Esta situación obligará a México a organizar campamentos para decenas de miles de refugiados, minando así su derechos de buscar asilo en Estados Unidos, y privándolos del apoyo de familiares en suelo estadounidense.
Asimismo, con esta medida por implementar por Estados Unidos, se creará una situación en la que muchos inmigrantes y refugiados ya no buscarán el proceso legal por los puertos de entrada establecidos, sino que intentarán ingresar a Estados Unidos por lugares de alto riesgo, con la finalidad de evitar a las autoridades.