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Ahora que los partidos políticos entren en un profundo y exhaustivo análisis sobre lo que les sucedió en la pasada elección, deben tomar en cuenta dos cosas:
Primera. Que realmente se enfrentaron al candidato presidente Andrés Manuel López Obrador quien tiene 26 años en campaña.
Y segunda. Que se enfrentaron a los casi 40 millones de beneficiarios de los programas sociales.
Todos los candidatos de los partidos aliados a Xóchitl Gálvez poco pudieron hacer ante la maquinaria bien aceitada durante más de cinco años y concientizados de que tenían que salir a defender con el voto el dinero que les regala AMLO, porque estaba en peligro de que se los quitarán.
De tal manera que no es necesario elaborar “doctos” análisis político-electorales porque la realidad del dinero regalado por el gobierno de la 4T los rebasa.
Lo que sí deben pensar es como podrán ganarle a MORENA porque si el gobierno federal asigna casi 4 billones de pesos que representan el 41 por ciento del presupuesto total, pues eso sí que es un gran reto a vencer y los convierte en una poderosa maquinaria del voto.
Por eso la calidad de los candidatos de MORENA es lo que menos les importa y muchas de las veces eligen a candidatos que muy apenas pueden leer o hablar en público, pero están cercanos al pueblo y eso es lo que cuenta.
Cabe señalar que MORENA se ha convertido en un partido en el gobierno todo poderoso, absoluto y único, es como el PRI de los años 50’s que duró hasta los 80’s, es como la dictadura perfecta, ya que controla las cámaras legislativas y congresos en todo el país, los gobiernos estatales y muy tendrá el control total del poder judicial.
Ante esta cruda realidad, los partidos no tienen más que entrar en pausa, retirarse por unos dos años para observar cómo avanza la dictadura perfecta de MORENA en el país.
Tienen que retirarse de las cómodas oficinas y salir al encuentro con la sociedad, organizar reuniones con dirigentes, líderes sociales y políticos y platicar con la gente.
El objetivo sería lograr en dos años lo que López Obrador hizo en 20 años y descubrir nuevos actores e invitarlos a que entren al escenario de la política. Dos años será más que suficiente para que los partidos de oposición construyan un mensaje parecido al de AMLO, es decir, “mentir, pero diciendo la verdad”.
Esa estrategia de posicionamiento fue la que al final le funcionó y después de llegar a la presidencia de la República muy poco cumplió como eso del combate a la corrupción que hasta la fecha le sigue sirviendo.
Recordamos que AMLO en sus dos campañas presidenciales anteriores los beneficiarios de los programas federales que los gobiernos del PRI y PAN habían creado lo hicieron perder y se sorprendía porque muchos de los beneficiarios lo apoyaban, pero al estar frente a la urna privilegiaban su interés personal y eso lo puso a pensar.
Así que en dos años pueden crear una estrategia que les ayude al menos a recobrar las cámaras y congresos para que desde ahí se le pueda dar la lucha a López Obrador y a su partido MORENA, quien por al menos tres años será el dueño absoluto del poder en México y ni quien le dispute nada. Ni más ni menos.