Tiempo de Opinar
Raúl Hernández
La coalición Morena-PT-Verde, en voz de Manuel Muñoz Cano, dice que va por un millón de votos en Tamaulipas, a favor de la candidata presidencial Claudia Sheinbaum.
Es una cifra brutal, si se toma en cuenta que la votación más alta que ha conseguido un candidato aquí en Tamaulipas –en todo tipo de elecciones- se dio en el 2018, con Andrés Manuel López Obrador, que obtuvo 784 485. La cifra que sugiere Muñoz Cano, es un 25 por ciento más que la del 2018.
Es cierto que Sheimbaum llega blindada, pues en el 2018 Morena no gobernada un solo estado, y en cambio ahora gobierna 23 y hay otros dos, Nuevo León y Jalisco, que están en contra del PRIAN.
En los 23 estados se concentran tres de cada cuatro mexicanos. A esto se suma que en el país hay 25 millones de beneficiados por los programas federales. La suma de estos dos factores necesariamente le va a generar muchos votos a Morena y sus aliados.
Sheimbaum ha establecido su propia meta de votos para el 2 de junio: 35 millones, 5 más que los que logró López Obrador en el 2018. Rebasar a AMLO le ayudaría a irse deslindando de éste, a partir del 2 de junio. Si no lo logra, vamos a ver una nueva versión del maximato.
Hay que darle tiempo al tiempo para ver si el líder estatal del Verde tiene razón en su dicho.
En otro tema, todo indica que con todo y que la diputada Gabriela Regalado presume de su amistad con el gobernador y su hijo Américo, no conseguirá la reelección. Y eso es lo mejor que le puede pasar a Morena, porque Regalado no le aportaría votos y se concretaría a colgarse del trabajo de Carmen y Carlos Canturosas.
Ya ni siquiera le funcionaría hacer una rabieta y amenazar con irse al PAN, partido al que sin duda debe afiliarse, pues ambos comparten la ideología ultraconservadora, a diferencia de Morena que es liberal.
Regalado tuvo una fama fugaz, la disfrutó y hasta ahí, ahora debe dar paso a gente más comprometida con Nuevo Laredo.
Mucho mejor que Regalado sería Imelda Mangín; ella si aportaría votos a Morena y sería mucho mejor diputada.
Por otra parte, Carlos Canturosas ha sido reiterativo en su planteamiento a sus rivales a realizar una campaña de altura, de respeto, de caballeros, de propuestas y no de descalificaciones.
Eso es lo deseable hoy y siempre, pero al final es inevitable que las campañas terminen ensuciadas sino por los candidatos, sí por alguien cercano a ellos, que cree que denostando al adversario queda bien con su candidato.
Ciertamente la ley prohíbe y castiga las campañas sucias, pero hasta ahora ni el INE ni el Tribunal Electoral lo han impedido. Y hay partidos y candidatos que le apuestan a las campañas puercas. Por eso a nivel nacional Xóchitl Gálvez presume la contratación de Max Cortázar y de Carlos Alazraki y no tarda en unírseles Antonio Sola y Javier Lozano, el cuarteto más vil a la hora de atacar a los adversarios. Los dos primeros fueron contratados para establecer estrategias sobre cómo ofender y dañar a Morena y sus candidatos.