Ayer fue14 de febrero, día del Amor y la Amistad, una fecha especial para celebrar el verdadero sentimiento, pero por la temporada de acaloramientos políticos y conveniencias, se reflejo mucha hipocresía, en redes sociales se vieron infinidad de fotogramas de personajes que quieren aparecer en la boleta electoral jurando amor y fidelidad a propios y extraños, ni siquiera la imposición de ceniza que recuerda que polvo somos y en polvo nos convertiremos les detuvo.
Igual se vieron personas que, como dijera canción de Timbiriche, andaban dando sus abrazos y besos de ceniza, falsos, de amor y amistad a conveniencia.
Ni falta hace mencionar el nombre de esas personas, pues sus fotografías circulan en las redes sociales, para ejemplo varios que aparecen con EUGENIO HERNANDERZ FLORES, pero que hace apenas unos años ese amor eterno e incondicional amistad lo manifestaban a otros actores políticos. No hay duda, en política muchos amigos son de mentía.
Pero bueno, lo cierto y verdadero es que El día de San Valentín, es una fecha en la que se debe reflejar un sentimiento puro y sincero, se convierte en un festín no solo de la mercadotecnia, también de las conveniencias políticas cuando, lo ideal sería que también este día se le diera el justo valor a las cosas del corazón.
Porque sentir y demostrar amor da vida a la vida, salva del caos, hace sociedades más afables, lamentablemente muchas veces el amor se vende al mejor postor y la amistad sucumbe ante la conveniencia.
Cuando hay un verdadero amor o una sólida amistad se celebra siempre, no requiere fechas en el calendario para demostrarse, es el más grande regalo que no debe sujetarse a días para valorarse.
Más allá de las conveniencias o intereses políticos, definitivamente la amistad es el tesoro más hermoso, valioso y difícil de encontrar, cuando se tiene se debe proteger, no permitir que pierda su valor, su belleza ni su esplendor, se debe cultivar con esmero, darle abono de paciencia, comprensión, regarla constantemente con palabras de aliento emanadas del corazón que permita que crezca, florezca y nunca fenezca.
El amor verdadero es aquel que perdura siempre, el que aun en el tiempo y la distancia mantiene viva la pasión, el respeto, la ilusión y la comprensión.
Cuando un amigo está en el momento que lo necesitas, que no te abandona en la desgracia, que si caes te ayuda a levantarte, que ríe tus alegrías y llora tus tristezas, es la demostración pura de una amistad verdadera que va más allá de fechas y regalos de ocasión.
Las amistades de conveniencia que surgen en cada contienda electoral por lo general duran lo que dura la permanencia en los presupuestos y el poder, esas no tienen valor.
Reiteramos para que se recuerde siempre, que la amistad es como una cajita limpia y transparente, hecha con el cristal más fino y resistente donde se guardan los sentimientos más puros, se refleja el alma, soporta tempestades y esta ensamblada con verdad, sueños y pedacitos del corazón.
Las verdaderas amistades soportan cualquier vendaval y son capaces de enfrentar el mundo para conservar sus afectos y generalmente perduran toda la vida, un amigo es aquel que da aliento, que impulsa al éxito, el que siempre está cerca, que escucha y aconseja, el que perdona y que no se deja llevar por conveniencias o prejuicios, que aclara los malos entendidos y aunque le duela o sea incomprendido, prefiere lastimarte con la verdad para evitar que te destruyan con mentiras.
Una amistad verdadera es algo que no se maltrata ni se destruye, no se vende, ni se compra, es la que aun en la distancia te abraza y reconforta sin esperar fecha en el calendario para demostrar que está ahí siempre, las amistades de conveniencia como llegan se van y esa es la verdad.