¿De qué se ríe Santa Claus?

¿De qué se ríe Santa Claus?

Vida Diaria

Rosa Elena González

Va de nuevo, y no porque se quiera ser aguafiestas sino porque la situación está cada vez más difícil para los Santa Claus de carne y hueso, de la vida real.
Y es que, aunque la mayoría de los niños esperan la Noche Buena y con ella la llegada de Santa Claus, Papa Noel, San Nicolás o como quiera llamarle al personaje legendario con su jo jo jo jo cargado de regalos, hoy en muchos hogares mexicanos se preguntan cual es el motivo de su risa.
En esta época es tan difícil entender la risa de Santa Claus, pues ya no se sabe si es de burla porque muchos padres de familia no podrán ver el rostro contento y la sonrisa de felicidad de sus hijos porque no tienen para comprar regalos soñados, y otros tantos ni siquiera para una cena compuesta por tamales y una piñata como se acostumbró hace muchos años.
A fuerza de ser sinceros hay que decir que a los niños que creen en Santa Claus les da esperanza en el sentido de que la Noche Buena bajá para entregar sus regalos, y eso es bueno, es parte de la inocencia de los pequeños.
Lo triste es que la mayoría sufrirá una desilusión terrible ya que, por como se ve el panorama, que en muchos hogares no les alcanza ni para pagar los servicios básicos, muy pocos serán los que se verán llenos de felicidad.
Lo peor es que al final, la gran mayoría quizá le reprochara algo a Santa, unos porque no fue el costoso y deseado regalo, otros porque se concretó a traerles unos zapatos, un pantalón, o un vestidito, pero nunca aquella motocicleta o carro montable que le habían pedido, y eso cuando les fue bien porque en muchas de esas veces no les trajo nada.
Ojalá, y para hacer más llevadera y con menos traumas la vida, todos esos niños se pongan en la piel de Santa, entiendan que no es fácil ir de tienda en tienda, observar que los precios de un carro montable son iguales a un mes de salario, que una bicicleta se puede adquirir con todo el dinero que se necesita para comer una semana, que incluso la ropa y zapatos son lujos que ya mucha gente conoce solo en Navidad.
Cierto, muy cierto, se va a preguntar usted, ¿y entonces porque están todas las tiendas llenas?, esa es otra verdad, pero no dude que la gran mayoría de los consumidores gasto los ahorros de todo un año y que recibieron en estas fechas, muchos más se estuvieron endeudando, y otros gastaron el aguinaldo y van a sufrir una pendiente muy dura para el mes de enero, quizá ahí este la respuesta.
La realidad es que los padres son capaces de empeñar hasta su alma en estas fechas con la sola ilusión de contemplar los rostros y escuchar las sonrisas de felicidad de sus hijos, para ellos eso es el aliciente que les impulsa a tener esperanza que el próximo año será mejor.
Es bueno recibir un obsequio material, pero siempre será mejor un regalo del alma, una palabra de aliento, una sonrisa sincera un te quiero verdadero, un abrazo y un beso lleno de amor, eso aparentemente no tienen precio, pero en realidad son un tesoro con valor incalculable y que hoy en día difícil son de adquirir, la Navidad más que regalos es el convivir en familia y celebrar el nacimiento del niño JESUS.
Si logramos que nuestros hijos entiendan que Dios regalo amor y milagros pero jamás un juguete caro o una joya de colección podremos tener hijos con más valores, niños que no caigan en la delincuencia ante la frustración de no contar con todo lo que soñaron, con los artículos más modernos y costosos, con varios perfumes de marca o con un coche nuevo, que entiendan que eso es superficial, que lo realmente importante es  contar con sociedades  afables y familias  integradas, es difícil si, pero no hay peor lucha que la que no se hace.
Además, la economía familiar en todas las clases sociales no está para creer mucho en Santa Claus, este señor gordito no es una tradición nuestra, este personaje no es para los mexicanos que en estos tiempos  muchos apenas tienen para comer, así qué a toro pasado y analizando bien las cosas pregúntele a su vecino, pregúntese usted mismo… por qué mejor no reflexionamos y nos detenemos a observar la mirada llena de tranquilidad y amor del NIÑO DIOS mientras nos cuestionamos ¿de qué se ríe Santa Claus?.
editor

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