El amor acaba

El amor acaba

Tiempo de Opinar

Raúl Hernández

Fox era como una estrella musical

-Y terminó odiado, por incompetente

 

 

Tiempo de opinar

Raúl Hernández Moreno

23-septiembre-2024

 

La llegada de María Luisa Alcalde a la dirigencia nacional de Morena resulta intrascendente, cuando el secretario de organización es Andrés López Beltrán, uno de los cachorros del presidente Andrés Manuel López Obrador que a siete días de que deje el poder, nos manda la señal de que lo podrá dejar de manera formal, pero de facto va seguir mandando, hasta que colme la paciencia de la presidenta Claudia Sheinbaum.

Andrés Jr., va a optar por tener un perfil bajo, pero será él quien tome las decisiones en Morena. La otra mujer, será un simple florero, de esos que tanto le gustan al presidente saliente.  Desde la secretaría de organización, Andy Jr., va a manejar las candidaturas y es probable que no resista la tentación de usar ese enorme poder para vender candidaturas, con el añadido de quien pague por una regiduría, una diputación local o federal o una gubernatura va a ir a la segura. Será una inversión recuperable tan pronto inicie el período para el que se fue electo. Por supuesto, es probable que en el camino se le atraviese la Presidenta y decida que tiene interés en algún municipio, en alguna gubernatura. A fin de cuentas, hasta el 30 de septiembre, AMLO será el presidente, pero después del 1 de octubre, esa tarea le va a corresponder a la señora Sheinbaum e históricamente en México el poder se comparte solo de manera temporal, hasta que el presidente impuesto decide sacudirse a su antecesor. Ejemplos abundan muchos en nuestra historia y no es el momento para repetirlos.

Por otra parte, recordamos que cuando Vicente Fox visitó a Nuevo Laredo, en calidad de presidente de la república, lo hizo en los primeros días de diciembre de 2000. Vino acompañado de Martha Sagahún, con la que no estaba casado aún y pocos la pelaban, entre ellos el entonces perredista Jorge Valdez Vargas que se retrató junto a ella, foto que seguramente después destruyó. Pero en ese 2000, Fox era la esperanza de México.  La gente quería verlo, escucharlo y de ser posible tocarlo.

De las instalaciones del CITEV, Fox se fue a las oficinas de Migración en el puente 1 y ahí fue la locura. La gente no lo quería, ¡lo adoraba! Parecía una estrella de la música. La gente lo saludaba, le tocaba el brazo, la espalda, lo que fuera. Y él se dejaba querer. Fox no podía avanzar, porque a su lado había decenas de personas y otros cientos lo veían desde la distancia.

El gobierno de Fox fue un desastre y el cariño de los mexicanos se acabó.

En su campaña, Andrés Manuel López Obrador ofreció esclarecer el caso Ayotzinapa y se comprometió a hacerlo de inmediato. Como los padres de los 43 inmolados no se cansan de repetir el estribillo de que “vivos se los llevaron, vivos los queremos”, llegue a pensar que en los primeros días de diciembre de 2018, los 43 aparecerían vivos, nada más para demostrarle a Enrique Krauze que lo de Mesías Tropical, era mentira y que había un mesías de verdad.

Pero el sexenio se acaba y el gobierno lopezobradorista fue incapaz de resolver Ayotzinapa.  No solo no lo resolvió, sino que, además, no quiere recibir a los padres, pues su agenda está ocupada en atender otros asuntos, como detener su caravana para saludar a ancianas madres de capos

Y es curioso que, en su campaña, arropó a los padres de los 43 y los convirtió en una activo de su proselitismo y ahora les teme, y mandó blindar el Congreso con barricadas metálicas, para que no se acerquen. ¿Dónde quedó eso de que a él lo cuida el pueblo? ¿O es que los padres de los 43 dejaron de ser pueblo y se convirtieron en conservadores?

editor

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