Gastón Monge
Nuevo Laredo, Tamaulipas.- Aunque desde hace 20 años la profesora Elda Elizondo, directora de Cáritas de Nuevo Laredo, se dedica a servir a la comunidad de manera altruista, esta vocación le nació cundo tenía solo 8 años de edad, al ver que su padre hacía lo mismo para ayudar a los más necesitados.
Convencida de que ayudar a los demás es su vocación y le hace sentir bien, participa en esa labor en organismos como Cáritas, Albergue Vida Madre Teresa de Calcuta, Club Rotario Villa de Nuevo Laredo, del que será la presidenta en julio de este año.
Con 68 años de edad y de profesión profesora de educación primaria desde 1966, y estudió la carrera en la Normal ‘Cuauhtémoc’, pero ya está jubilada y dice que ese ‘Don’ ya lo trae en su familia, la que se caracterizó por la ayuda que brindaba a los habitantes más pobres de la comunidad de San Carlos, de donde es originaria, cerca de Vallecillo, Nuevo León.
“Vivimos allí hasta los 8 años de edad, pero mi padre destacó por servir, y a mí me gustaba hacerlo, por lo que siempre nació en mí el servir a la gente como pueda, y desde hace veinte años tengo un apostolado de servicio a mi pueblo durante la Semana Santa”, explica.
La entrevista se realizó en su oficina ubicada en el piso superior de las bodegas del Banco de Alimentos, en donde se aprecian en las paredes varios reconocimientos de organismos civiles, por su gran labor de servicio a la comunidad.
Orgullosa y satisfecha, dice que esos reconocimientos son lo de menos, ya que lo importante es ayuda y seguirlo haciendo, para mejorar en algo la calidad de vida de los que menos tienen.
Luego de cada pegunta sus ojos claros brillan de emoción al recordar los rostros de alegría de las personas y de los niños a los que a brindado un poco de apoyo, sobre todo en fechas tan especiales como Navidad, cuando lleva juguetes tal vez baratos a los niños, quienes dice que los reciben como su fiera un gran regalo.
“Cada diciembre vamos a arreglare la placita de mi pueblo para darle vida, y eso motiva a la gente, pero debemos tener la iniciativa para que los demás participen, y lo hacen desde hace varios años”, explica.
Aunque el paso de los años se nota en su rostro y manos, para ella el tiempo es lo de menos cuando existe la voluntad de ayudar a los demás, y recuerda que sus primeras acciones altruistas las vivió cuando sus hijos eran aún pequeños, a quienes a colonias marginadas para llevar regalos baratos a los niños pobres y sin ninguna bandera de nada.
Así, con el paso de los años, de manera altruista y sin pertenecer a ningún organismo civil, visitaba las colonias del poniente llevando un poco de ayuda que pagaba con su propio dinero.
La maestra Elda trabajó en el DIF al lado de la también maestra Elsa Taméz, cuando Daniel peña Treviño era alcalde de la ciudad, pero aclara que desde el año dos mil ya realizaba actividades altruistas representando a Cáritas.
Ayuda a enfermos de SIDA
En el año 2007 se integró al albergue Madre Teresa de Calcuta, en donde apoya a los enfermos terminales de SIDA, y realiza pláticas de prevención en las escuelas. Pero a partir del 2009 es socia del Club Rotario Villas de Nuevo Laredo.
Pero la maestra Elda nunca ha tenido malas experiencias, ya que dice que siempre han sido todas buenas y satisfactorias porque sirve de puente para apoyar a los que menos tienen, “y yo creo que todas mis experiencias han sido satisfacciones, pero me entristece a veces no poder dar más de lo que la gente necesita”, explica.
Es expresiva al recordar esos momentos de alegría, y con sus manos a veces entrelazadas y a veces sueltas, muestra sus emociones y su tristeza al no poder ayudar a todos los que tienen alguna necesidad material, lo que suple con su vocación espiritual y religiosa mediante pláticas de orientación.
Luego reflexiona en voz alta: “Cómo no me saco la Lotto para seguir dando y ayudar a quienes tanto necesitan, porque la necesidad siempre existe y siempre está presente”.
Tanta necesidad veía entre la gente, que entre sus alumnos de primaría había quienes acudían descalzos, a quienes compraba calzado para protegerse.
Sus experiencias han sido muchas, y comenta que la emoción le invade cuando alumnos suyos que ya son profesionistas, no la olvidan y por el contrario, aún la siguen frecuentando o escribiendo, “y eso no me hace vanidosas sino satisfecha porque me siento bien al ver que algunas de mis alumnas ya son maestras, y eso ha marcado mi vida, y vale la pena viviré como he vivido”, reflexiona.
En cuanto a las necesidades de sus primeros años de altruista y los de la actualidad, comenta que se ha dado cuenta que la gente no siempre requiere de un apoyo material, sino el apoyo de alguien que le haga sentirse bien, y para Elda son las satisfacciones más importantes de su vida.
La entrevista termina con una reflexión de la madre Teresa de Calcuta: “Quien no vive para servir, simplemente no sirve para vivir”.