Los expertos en salud pública siguen alarmados por el ascenso de Kennedy, que pasó de ser una figura marginal en el mundo de la salud alternativa a uno de los puestos más importantes e influyentes en la atención sanitaria de Estados Unidos.

Robert F. Kennedy Jr., el recientemente confirmado secretario de Salud y Servicios Humanos, presidirá una nueva comisión centrada en abordar las enfermedades crónicas.
El presidente Donald Trump creó la comisión el jueves con una orden ejecutiva que emitió apenas horas después de que el Senado confirmara a Kennedy. La Comisión “Hagamos que Estados Unidos vuelva a ser saludable” (Make America Healthy Again, como se la llama) estará formada por varios funcionarios federales de alto rango, entre ellos el administrador de la Agencia de Protección Ambiental, el comisionado de la Administración de Alimentos y Medicamentos y los directores de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por siglas en inglés).
Los expertos en salud pública siguen alarmados por el ascenso de Kennedy, que pasó de ser una figura marginal en el mundo de la salud alternativa que respaldó una variedad de ideas desacreditadas a uno de los puestos más importantes e influyentes en la atención sanitaria de Estados Unidos. Kennedy ha dicho que apoyaría el programa de vacunación recomendado por los CDC, pero eso no ha servido para calmar las preocupaciones de que pueda promover una agenda antivacunas con el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés).
Los médicos e investigadores de todo el país también siguen en alerta por los recortes a la financiación después de que el NIH repentinamente buscara limitar lo que se conoce como financiación indirecta, que ayuda a cubrir costos como equipo, mantenimiento y personal. El NIH supervisa 60,000 subvenciones al año que apoyan a unos 300,000 investigadores.
La orden ejecutiva refleja muchas de las prioridades que Kennedy compartió en sus audiencias de confirmación el mes pasado. Ha sugerido pausar la investigación de enfermedades infecciosas a favor de estudiar los orígenes de las enfermedades crónicas, aunque los científicos dicen que los dos campos están estrechamente vinculados. También ha abogado por regulaciones más estrictas de los aditivos alimentarios y los productos químicos ambientales para alinearse mejor con los estándares europeos.
La orden exige un enfoque nacional en la reducción de las tasas de enfermedades crónicas en los Estados Unidos, señalando las crecientes tasas de cáncer, obesidad, diabetes, asma y trastorno del espectro autista.
“Los estadounidenses de todas las edades están cada vez más enfermos, acosados por enfermedades que nuestro sistema médico no está abordando de manera efectiva. Estas tendencias nos perjudican a nosotros, a nuestra economía y a nuestra seguridad”, se lee en el documento.