–Huyen de las dictauras–
Gastón Monge
Nuevo Laredo, Tamaulipas.- El hambre, la falta de trabajo, la persecución política y el miedo a ser encarcelados hizo que el cubano Deimi Rojas, y el venezolano Reiver Solís, hayan dejado sus países por el temor incluso, de ser encarcelados por los regímenes dictatoriales de Nicolás Maduro y del isleño Miguel Díaz Canel.
Son dos migrantes que aunque no se conocen huyen de las dictaduras que los obligaron a dejar incluso a sus familias para buscar en Estados Unidos una vida mejor.
River es un activista político que lucha contra la dictadura del presidente Nicolás Maduro, pero debido a las persecuciones contra la disidencia, se vio obligado a salir el 14 de diciembre del año pasado de Venezuela junto con su hija de solo 13 años.
“En Venezuela trabajamos un día y dejamos de comer tres, y allá yo estaba al día como opositor al régimen de Maduro, y mientras no estemos en su contra todo está bien, pero salí del país porque pertenezco a un partido político y nunca van a avisar cuando nos van a detener”, explica con detalle tras recordar que participó en casi todas las revueltas contra el régimen del dictador.
Reiver es testigo de cómo los militares atacaban a los opositores a tiros, como los tomaban presos y como eran golpeados, y por esa razón decidió salir del país.
“Vi gente cayendo muerta de los dispararon y cómo nos perseguían en helicópteros, y mucha gente dejó de protestar por tanta represión”, explica al reportero mientras su hija escucha atenta la entrevista.
Al salir de Venezuela llegaron a Colombia sin contratiempos, y luego de dos días ya estaban en Panamá, pero las lluvias y el terreno pantanoso de la selva del Darién hizo que en vez de dos días para cruzar esta selva tan inhóspita, lo lograron en 8 días no sin antes remontar con múltiples peligros que relata con mucha claridad Reiver.
“Éramos un grupo grande de todas partes del mundo, de la India, de Haití, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, China y otros países, pero en la selva es sálvese quien pueda porque ahí no hay quien te ayude”, así explica Reiver parte de su trayecto hacia la frontera norte de México.
Pero lo más dramático para él y su pequeña hija fue ver tantos muertos entre la selva, ya fuera en los caudalosos ríos o en las altas montañas que tuvieron que escalar para llegar a Chiapas.
Hace 20 días les llegó la cita para la entrevista con un oficial migratorio estadounidense.
Este les llegar apenas esta frontera, pero desde hace varios días no duermen, no comen y no tienen dinero, por lo que esperan que les vuelvan a citar, ya que esta les llegó la semana pasada pero no estaban en Nuevo Laredo, y la perdieron, ahora tendrá que volver a tramitar otra cita.
Huyen del régimen de Díaz Canel
El caso de Deimi no es menos patético, y al igual que Reiver espera paciente muy cerca de la garita de revisión del puente internacional uno de esta frontera. Viaja junto a su hija de 13 años, luego de haber salido de Cuba para dirigirse a Miami, en donde los esperan unos familiares.
Es originario de La Habana, pero debido a la pobreza en que el régimen dictatorial de Miguel Díaz Canel. Llegaron en avión hasta el municipio de Zumpango, en el Estado de México, en donde trabajó un tiempo como mecánico, oficio que no podría hacer en Cuba porque dice que todo lo prohíbe el gobierno.
“No se puede hacer nada porque todo está prohibido, y aunque trabajaba para una empresa de telecomunicaciones del gobierno, su salario era de hambre, y ello fue uno de los motivos que le obligaron a abandonar la isla junto con su hija de 16 años.
Antes de llegar a México pasó por Nicaragua, Honduras y Guatemala antes de llegar a Chiapas, y ahora espera paciente sentado najo la estructura del puente internacional uno poder cruzar la frontera en busca del sueño de poder llegar a Miami.