Gastón Monge
Nuevo Laredo, Tamaulipas.- Desde muy temprano María Quinto Oliveros, de 53 años de edad, sale de su hogar ubicado en la colonia La Paz para dirigirse al centro de la ciudad, en donde por varias horas vende dulces a los automovilistas que utilizan la calle Juárez para dirigirse a sus trabajos y a la vecina ciudad de Laredo, Texas.
Pero no llega sola, ya que le acompaña su esposo, Armando Castro García, quien además de ser ciego, es sordo, y siempre le acompaña por todos lados María, quien le toma de un brazo para vender sus productos en este céntrico crucero.
Ella trabajó 10 años en la presidencia municipal en el área de mantenimiento, y siempre, desde hace 25 años, que Armando le acompaña en todos sus deberes y obligaciones.
“El cambio de gobierno me afectó por la enfermedad de mi esposo, pero cuento con el apoyo de amigos para salir adelante, y el municipio apoya a mi esposo con la incapacidad, porque no tiene familia, solo me tiene a mi desde hace 25 años”, explicó.
María tiene un hijo de 21 años que estudia en Monterrey, y ocasionalmente la visita, aunque se queja de que no cuenta con ingresos fijos, solo lo que le resulta de la venta de sus dulces y del apoyo de algunas personas, quienes le ofrecen una casa en Villas de San Miguel, “pero no me puedo cambiar porque no tiene puertas, ni ventanas ni los muebles del baño, porque no tengo dinero para comprar todo eso”, explicó.
Son 500 pesos de renta por esa casa que tiene que rehabilitar para poder mudarse, pero no tiene dinero para ello, ni un vehículo para mudarse, pero debido a que la casita en la que vive se está cayendo, tiene que habitar la lque le ofrecen en Villas de San Miguel, adonde se irá pasando las elecciones del uno de julio.
No quiere puertas ni ventanas nuevas, aunque sean usadas las quiere para poderse ir a vivir a esa casa, y pide que si alguien le puede ayudar con lo que necesita, las pueda llevar al 401 de la calle Océano Atlántico, después de las cinco de la tarde, hora en la que llega luego de haber trabajado en el mencionado crucero.
“A esa hora llego a la casa porque salgo a trabajar a las cinco de la mañana todos los días, y todos los días estoy aquí vendiendo mis dulces, y me han apoyado en la presidencia municipal para estar aquí”, señaló.
María trabajó durante las administraciones de Daniel Peña y Ramón Garza Barrios, y luego la enviaron al área de regidores otros años, pero solo estuvo un año con Carlos Canturosas, porque su esposo enfermó y tuvo que salir de la administración.
Estos últimos años han sido muy difíciles para esta pareja, debido a la enfermedad de Armando y por su precaria situación económica, pero confió en que el próximo alcalde pueda apoyarles con trabajo y con unos lentes especiales que requiere su esposo, quien además sufre de presión alta y de ansiedad.
“Yo vivo al día y soy quien mueve la casa para todo y mi esposo depende de mí, aunque hay personas que me apoyan mucho en la presidencia, y a veces no puedo venir por la ayuda porque no tengo para los camiones. O compro comida o me subo a los camiones porque son 40 pesos diarios que gasto, y no puedo dejar solo a mi esposo”, explicó.
María no puede dejar solo un momento a Armando, porque piensa que lo abandonará, y por eso siempre anda con él en cualquier ligar y bajo cualquier circunstancia desde hace 25 años, y pese a la adversidad, no claudican y por el contrario, sacan la garra para salir adelante, aunque sea de la venta de dulces todo el día.