Gastón Monge
Nuevo Laredo, Tamaulipas.- Una triste infancia y un intento de asesinato de su padre, obligaron a Juan García Guzmán a emigrar como indocumentado a Houston, en donde vivió desde los 27 años de edad, hasta que hace unas semanas fue deportado, luego de casi 40 años de vivir en Estados Unidos.
Tiene 54 años de edad y es originario de Montemorelos, Nuevo León, y dijo que cruzó a Estados Unidos con el deseo de superarse para enviar dinero a su familia, aunque no es casado, “pero tuve problemas con mi familia, lo que me llevó a beber alcohol, lo que me provocó algunas enfermedades que ahora lo tienen atado a una bolsa renal pegada a su cuerpo.
En 1990 cruzó de manera indocumentada a Estados Unidos sin ningún problema, pero al recordar el intento de homicidio de su padre, un nudo en su garganta le impidió hablar por unos segundos, hasta que dijo que esa vida le obligó a emigrar para deslindarse de esa vida de sufrimiento, ya que no encajaba en su familia, que lo despreciaba.
Una vez que superó el trauma familiar a la edad de 27 años, decidió cruzar el río Bravo por Matamoros para hacer dinero y desprenderse de su familia, y llegó hasta Houston al pagar a un ‘coyote’, y ya en esa ciudad trabajó de todo en todo tipo de trabajos, pero lamentó no haber encontrado una mujer con quien hacer una familia, peor el vicio del alcohol lo acorraló y nunca hizo vida familiar.
Su trabajó lo hizo bien, por lo que nunca tuvo problemas con policías, ni con personas ni con la migración, hasta que enfermó y sufrió dos infartos, por lo que buscó un trabajo más tranquilo en una casa, pero la duela de la casa, quien tenía una hija de 15 años, lo denunció ante las autoridades al acusarlo de querer violar a la adolescente, pero negó los cargos.
Sin embargo, fue detenido y preso durante cinco años, y al cumplir la sentencia el 26 de noviembre de este año, fue entregado a las autoridades migratorias para su deportación a México por esta frontera.
“Yo ya he vivido y visto de todo. Me han pasado tantas cosas y tantas historias”, relató, como en una ocasión que lo balacearon en su casa hasta dejarlo lesionado, además de haber tenido pleitos con pandillas del barrio donde vivía en Houston.
Ahora que ya está en México, su deseo es regresar a Montemorelos, ya que no quiere arriesgar su salud al intentar cruzar de nueva cuenta el río Bravo, ya que de sufrir otro infarto podría perder la vida.